Fuente: Redacción Fecha: 11 de septiembre 2025, 12:54 PM
Especialistas en emergencias médicas coinciden en que la prioridad es mantener con vida a la víctima hasta que llegue ayuda profesional. En esos minutos, cada acción —e incluso cada palabra— puede marcar la diferencia.
Llamar de inmediato al 911.
No retirar la ropa adherida a la piel; únicamente cortar la que esté suelta.
Evitar mojar todo el cuerpo. Solo aplicar agua en áreas pequeñas para enfriar; de lo contrario, puede generarse un shock por hipotermia.
No usar remedios caseros como pasta dental, manteca, aceites, cremas o hielo.
Cubrir a la persona con sábanas limpias o gasas estériles, sin telas que desprendan fibras.
Colocar a la víctima recostada o semi-recostada y vigilar constantemente su respiración.
Dar líquidos solo si está consciente y puede tragar; en caso contrario, no ofrecer hidratación.
Transportar a la persona recostada o semi-recostada, nunca sentada directamente en el asiento.
Proteger la piel con sábanas limpias o gasas para evitar que se adhiera al automóvil.
Moverla con cuidado entre dos o más personas, evitando fricción y presión sobre las zonas afectadas.
No realizar movimientos bruscos que puedan dañar más el tejido.
El acompañamiento emocional es tan crucial como los primeros auxilios físicos. Frases como:
“Ya estás a salvo, estamos contigo.”
“Respira tranquilo, la ayuda está en camino.”
O, si la persona es creyente: “Dios está contigo.”
Son recomendadas para brindar calma y seguridad. En contraste, deben evitarse comentarios que generen miedo, como “esto es grave” o “te ves muy mal”.
En quemaduras que abarcan más del 50% del cuerpo, el objetivo principal es mantener a la persona viva y protegida hasta su ingreso al hospital. Actuar con serenidad, rapidez y cuidado puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
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