Fuente: Redacción Fecha: 26 de junio 2025, 16:20 PM
Anna Wintour no es solo un ícono del estilo; es un símbolo del poder silencioso que se ejerce desde las sombras del mundo editorial. Desde su llegada a la dirección de Vogue en 1988, esta británica de voz pausada y mirada impenetrable (siempre detrás de unas gafas oscuras) redefinió el concepto de moda, convirtiéndolo en un fenómeno cultural, económico y político.
Nacida en Londres en 1949, Anna Wintour creció rodeada de periodismo. Su padre, Charles Wintour, fue editor del Evening Standard, lo que le permitió conocer desde joven cómo se maneja el poder detrás de los medios. Sin una formación académica tradicional, Anna comenzó su carrera en revistas como Harper’s & Queen en Londres, antes de mudarse a Nueva York, donde su estilo agudo y visión innovadora captaron la atención de Condé Nast, la empresa editorial que publica Vogue.
Con su llegada a la dirección de Vogue en Estados Unidos, Wintour cambió las reglas del juego. Apostó por portadas audaces que mezclaban alta costura con cultura pop, y convirtió a la revista en una plataforma de lanzamiento para diseñadores emergentes, fotógrafos y modelos que hoy son leyenda. Gracias a ella, nombres como Marc Jacobs, John Galliano o Alexander McQueen recibieron su primera gran oportunidad.
Pero su influencia no se limita a las pasarelas. Anna Wintour es una figura política, cultural y filantrópica. Ha asesorado a presidentes de Estados Unidos en temas de recaudación de fondos, encabeza eventos benéficos como la famosa Gala del Met (que ella coorganiza desde 1995), y es una de las pocas editoras con la capacidad de moldear tendencias globales con una sola edición de revista.
Su estilo directivo ha sido tan admirado como criticado. Es conocida por su exigencia extrema, puntualidad inflexible y gusto impecable. La novela The Devil Wears Prada, escrita por su exasistente Lauren Weisberger y adaptada al cine en 2006, dio una visión dramatizada de su figura, aunque ella rara vez comenta sobre el tema.
Hoy, tras 37 años como editora en jefe de Vogue, Anna Wintour deja oficialmente ese título, pero no se aleja del todo: continuará teniendo el control creativo y estratégico de la emblemática revista desde su cargo como directora global de contenido de Condé Nast. Aunque deja atrás el puesto con el que se convirtió en leyenda, Wintour seguirá como directora global de contenido de la editorial y como directora editorial global de Vogue.
Sin duda, su influencia seguirá marcando el rumbo de la moda internacional. Anna Wintour no solo observó la moda: la dictó, la reinventó y la convirtió en una fuerza de poder cultural.
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