José Antonio Hipólito Espino Mora, Antonio Espino y Mora o también José Antonio Espino Mora, nació el 13 de agosto de 1910 en Teziutlán, Puebla, México. Sus padres fueron Fidel Espino López y Bertha Mora Calderón y fue el segundo de los once hijos que sus padres procrearon. Los nombres de sus hermanos fueron Bertha, Antonio, Fidel, Augusto, Francisca, Ignacio, Genaro, María del Carmen, Mario, Bertha segunda y Lucía. Se vio en la necesidad de aprender a comunicarse por medio del lenguaje de señas para poder tener comunicación con uno de sus hermanos menores, al cual le habían diagnosticado sordera profunda.
Esto además le serviría más tarde en su carrera artística, pues hacía uso del lenguaje cuando personificaba al personaje cómico que el mismo crearía y bautizaría como «Clavillazo» y se llegaría a conocer como «el cómico de la manos que hablan» Siendo joven, soñaba con poder trasladarse a la Ciudad de México para poder comenzar una carrera artística, pero su padre lo obligó a quedarse en Teziutlán. Además, opto por dejar la escuela (únicamente concluyendo hasta el tercer grado de primaria) y en su lugar decidió comenzar a trabajar en la carnicería que su familia poseía y que era el negocio familiar. Esto a pesar de que su verdadera pasión fuesen el medio artístico y el teatro. También trabajó un tiempo como panadero.
En 1943 se trasladó definitivamente a la Ciudad de México, sosteniéndose con la venta de perfumes en las calles y en las carpas, teniendo así sus primeros contactos con el mundo del espectáculo. Posteriormente, su carrera como actor inició en papeles de poca importancia, como partiquino en la Compañía de Fernando Soler a quien toda la vida, "Clavillazo" reconoció como su maestro por haberle enseñado dicción, proyección de la voz y modales. Después de seis meses como parte de la Compañía, el cómico renunció para iniciar su propia carpa pues había ahorrado lo suficiente. La noche de su renuncia se gastó sus ahorros en un avión de juguete, una botella de ron, la renta de un cuarto de lujo y un esmoquin. Al despertar tuvo que ir a empeñar el juguete, y el esmoquin. Después encontró trabajo como velador. Luego de dos meses, Antonio Espino volvió al teatro de carpa y de vodevil, utilizando los seudónimos Chumiate y Polidor. Para resaltar su comicidad se pintaba clavos en los ojos, lo cual dio origen a varios sinónimos (incluyendo el de Clavitos, que le puso Adalberto Martínez "Resortes"), hasta Clavillazo, que fue con el que se dio a conocer masivamente