Si aprendemos a cuidarnos física y emocionalmente evitaremos la aparición de muchas alteraciones psicofisiológicas o las combatiremos con mayor efectividad en caso de que se nos presenten.
Las emociones no expresadas, que se quedan incrustadas en tu cuerpo, esperando que las dejes salir. Como no pueden manifestarse, van a intentar expresarse de algún modo, y terminan haciéndolo en forma de tensiones o malestares físicos.
De hecho, el cuerpo es un mapa que nos ayuda a saber qué estamos sintiendo.
Seguro que te ha pasado alguna vez, que has notado un nudo en la garganta cuando había algo que no estabas diciendo a tu pareja. O por ejemplo, has notado un dolor de estómago, al sentir miedo a enfrentarte a un examen.
Estas son señales que te da el cuerpo para que expreses tus emociones.
Para hacerlo de manera clara y sencilla enumeraré los órganos que se suelen ver afectados cuando no hemos solucionado emocionalmente algo que nos preocupa.
– HÍGADO:
• Se le vincula con la ira, el enfado, y la agresividad.
– CORAZÓN E INTESTINO DELGADO:
• Relacionado con la euforia, histeria, excitación, hipersensibilidad y nerviosismo.
– ESTÓMAGO, BAZO Y PÁNCREAS:
• Se ven alterados por desequilibrios emocionales como la ansiedad, la duda, el escepticismo y los celos.
– PULMÓN E INTESTINO GRUESO.
• Guardan relación con las dificultades para comunicarse cuando uno quiere imponer su palabra, el exceso de autoridad y el dominio sobre los demás.
– RIÑÓN Y VEJIGA.
• Vinculados al miedo, la falta de autoestima, la timidez y la desesperanza
Como podemos ver, las EMOCIONES y ÓRGANOS van de la mano, por ello es tan importante hacerle caso a la expresión de las primeras para evitar disfunciones en los segundos.
“Emociones expresadas, emociones superadas”